miércoles, 8 de agosto de 2007

Acento prosódico

Acento prosódico

El acento prosódico es el relieve de la voz al hablar mediante la cual se destaca una sílaba dentro de una palabra. Además también suele producirse un alargamiento de esta sílaba. En muchos casos el acento prosódico se indica en español con un signo llamado tilde, acento ortográfico o simplemente acento. La sílaba sobre la que recae el acento prosódico se denomina sílaba tónica o acentuada y a la que carece de él, átona o inacentuada. Aunque en castellano el acento prosódico y el acento tonal coinciden, no son exactamente el mismo concepto.

Tipos de acento prosódico
Hay lenguas, como el inglés, el alemán y el español, en las que el relieve en la voz consiste en una mayor intensidad, es decir, un mayor esfuerzo al espirar el aire. Este acento recibe el nombre de acento de intensidad, dinámico, espiratorio, articulatorio o de sonoridad.

En otras lenguas, como el griego antiguo, el acento consiste en la elevación del tono de la voz, en una mayor tensión de las cuerdas vocales al emitir la sílaba acentuada. En este caso el acento recibe los nombres de acento tónico, musical, de altura, cromático o melódico.

En español, sin embargo, también se da el nombre de acento tónico al acento de intensidad.

Hay lenguas de acento fijo en las que el acento recae sobre una sílaba determinada, según la estructura de la lengua, como en el latín, lengua en la cual el acento siempre recae en la penúltima o en la antepenúltima sílaba, y otras que poseen un acento condicionado o libre, cuyo lugar está determinado por circunstancias fonéticas, morfológicas o sintácticas, como en el español.


El acento prosódico en español
En la lengua latina el acento prosódico recaía en la penúltima sílaba, pero solamente si ésta era larga (obviamente las palabras monosílabas lo llevaban en esta única sílaba que tenían, mientras que las bisílabas, en la primera), en caso contrario recaía en la antepenúltima. En latín, una sílaba podía ser larga por dos razones: era larga por naturaleza, si llevaba una vocal larga; y también era larga si llevaba una vocal breve, pero dos consonantes.

El acento del español es heredado de esta característica de la lengua latina. Aunque en castellano desapareció la cantidad vocálica (o silábica) en la pronunciación, el acento precisamente indica las huellas de la misma. Un buen ejemplo para ello son las palabras "CÓNCAVO" y "CONVEXO". La lógica nos diría que son dos palabras gemelas, entonces ¿por qué la primera es esdrújula y la segunda llana? La explicación es que en la palabra CÓNCAVO la penúltima sílaba en latín era breve, porque lleva una consonante y una vocal (-CA-), pero en la segunda era larga, porque lleva dos consonantes en la pronunciación por la X /kon-BEK-so/ (aunque la X es una letra, fonológicamente representa dos distintos fonemas seguidos, los cuales en la pronunciación pertenecen a dos sílabas diferentes), de manera que para los latinos hubiera sido imposible pronunciar esta palabra como esdrújula, pues la X "atrae" el acento.
En español también existen palabras agudas, o sea, las que llevan el acento prosódico en la última sílaba. Este rasgo también es heredado del latín: las palabras españolas que hoy son agudas, originalmente fueron llanas (o graves) en latín y en castellano medieval, pero luego perdieron la última sílaba, haciéndose agudas. Por ejemplo la palabra "AMOR" no viene del nominativo latino "AMOR" (que en latín era palabra llana

1 comentario:

Anónimo dijo...

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